sábado

Ratatouille

Me encantaría hablar de él



Pero no.


Estaba en pleno trance, mutando, empezando a "acomodarme" y de alguna manera, aunque suene feo, resignandome a una situación que había elegido pero que me jodía como pocas cosas me habían jodido en mi vida.

Vivíamos exactamente abajo de nuestra casa actual, una planta baja antigua, habitaciones con puertas altas que confluyen en un mismo patio central techado y LLENO de rejillas (esto no es un dato menor para lo que sigue).

Era una noche de otoño, mirábamos la tele en una de las habitaciones acondicionada como "living", la puerta abierta, la luz prendida y nosotros no nos estabamos perdiendo un programa estábamos viendo toooooooodos, es decir, era sábado.

De pronto, como un breve latigazo, entre los parlantes del home pasa corriendo una rata. Pegué un grito ensordecedor, salí corriendo, dejé a dorima encerrado con el roedor y me metí en la habitación de dormir. Recapacité, agarré un palo, se lo pasé apenas entreabriendo la puerta y la volví a cerrar. Sí, me gané el premio a la marida más copada lo sé.

Nada, él no resolvió la situación con la rudeza que yo hubiera querido, ama la naturaleza. Empezamos a ponerle triguito, ahora lo escribo y me parece cruel, pero en ese momento Violencia Rivas era un poroto al lado mío.

Al otro día, mientras la visitante moría lentamente en el "living" yo estudiaba en el patio, con una taza enorme de café y mil apuntes sobre la mesa. De repente, entre mis piernas, pasa a toda velocidad el marido o la marida del roedor encarcelado y condenado. Le pegue una patada a la mesa, se cayó la silla, el cafe voló y dorima salió medio dormido de la habitación sin entender lo que pasaba. De más está aclarar que el grito que pegué volvió a ser ensordecedor.

Para esta altura yo estaba con un bolso, llorando, diciendo que me iba para el oeste (como sí allá no hubiera ratas)y que así no se podía vivir.

No pasó a mayores, soy teatrera por naturaleza, conviví con las ratas casi una semana, terminaron siendo cuatro y no dos como creímos. Claro está que en ese momento todos los insultos fueron para esta capital federal sucia, atestada de roedores muertos de hambre que no tienen mejor idea que venir a joderme a miiiiiii y nada más que a miiiiii, que soy una chica del oeste.

Ja! y para que la crueldad sea completa, acá va una foto de la finadita.


4 comentarios:

  1. Te habia dejado un comentario en otro post pero parece que no te llego ...

    Ojala ya hayan desparecido los ratones! aca tuvimos una invasion de ratatouilles el verano pasado. Por ahora estamos zafando (cruzo los dedos)

    Saludos y buen domingo!

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  2. jejej Hola Clara!! no me llegó! ahora vivo en primer piso, puse mosquiteros y no tengo rejillas! tema solucionado.

    Feliz domingo para vos!

    Beso grande

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  3. me acuerdo de esa anécdota y tu representación. no te envidio para nada, pero que fue gracioso, fue gracioso..
    beso!

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  4. Y yo que me quejaba de las cucarachas.!

    La regla siempre se cumple ¨donde hay una, hay cien¨

    Salute

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